Los primeros estudios de ataxia en la Cuba colonial


CIENCIAS BIOMÉDICAS

Artículo original de investigación

 

 

Los primeros estudios de ataxia en la Cuba colonial

The first studies on ataxia in colonial Cuba

 

Lissi Flores Angulo1


1 Academia de Ciencias de Cuba. La Habana, Cuba

 

Autor para la correspondencia:
Lissi Flores Angulo
Correo electrónico: lflores@academiaciencias.cu

 

 


 

RESUMEN

Introducción. El término ataxia se refiere al síntoma que resulta del estado patológico de la coordinación de los movimientos. Las ataxias más comunes y estudiadas son las hereditarias. Su impacto en la sociedad cubana se refleja en el número creciente de familias cuyos miembros padecen o están en riesgo desarrollar la enfermedad.
Objetivos. El objetivo de la investigación fue caracterizar los estudios de ataxia en la segunda mitad del siglo XIX cubano.
Métodos. Para el análisis del objeto de estudio se aplicaron los métodos histórico-lógico e inductivo-deductivo.
Resultados. Como resultado se identificó que la ataxia locomotriz progresiva fue una enfermedad diagnosticada en La Habana producto del alto índice de sífilis. La identificación, conocimiento y tratamiento de la enfermedad fue divulgado en la prensa médica cubana, así como las investigaciones de los científicos, en su mayoría miembros de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. El conocimiento parcial de la enfermedad y las dificultades en los análisis estadísticos atentó contra el diagnóstico y la cuantificación de los enfermos.
Conclusiones. La introducción del descubrimiento médico de la ataxia, la acumulación de conocimientos sobre esta enfermedad y la experiencia en la identificación de casos fueron aportes fundamentales de los científicos del período, lo cual sentó las bases para el progreso alcanzado en esta materia durante el siglo XX.

Palabras clave: ataxia; sífilis; prostitución


ABSTRACT

Introduction. The term ataxia refers to the symptom that results from the pathological state of coordination of movements. The most common and studied ataxias are the hereditary ones. Its impact on the Cuban society is reflected in the increasing number of families whose members suffer from or are at risk of developing the disease.
Objectives. The objective of the research was to characterize ataxia studies in the second half of the Cuban 19th century.
Methods. For the analysis of the object of study the historical-logical and inductive-deductive methods were applied.
Results. As a result, it was identified that progressive locomotor ataxia was a disease diagnosed in Havana due to the high rate of syphilis. The identification, knowledge and treatment of the disease were disclosed in the Cuban medical press, as well as the research of scientists, mostly members of the Royal Academy of Medical, Physical and Natural Sciences of Havana. The partial knowledge of the disease and the difficulties in the statistical analyzes attempted against the diagnosis and quantification of the patients.
Conclusions. The introduction of the medical discovery of ataxia, the accumulation of knowledge about this disease and the experience in the identification of cases were fundamental contributions of the scientists of that period, which laid the foundations for the progress achieved in this matter during the twentieth century.

Keywords: ataxia; syphilis; prostitution


 

 

INTRODUCCIÓN

El término ataxia se utiliza para describir los trastornos de la marcha, los que se caracterizan por inestabilidad, incoordinación y aumento de la base de sustentación.(1) En la actualidad se ha alcanzado un avance significativo en el conocimiento científico sobre estas enfermedades, clasificándose en autosómicas dominantes y autosómicas recesivas. De las ataxias hereditarias autosómicas recesivas se han identificado cerca de 10 genes diferentes, entre las cuales la ataxia de Friedreich presenta las mayores tasas de prevalencia e incidencia.(2) Por su parte, las ataxias hereditarias autosómicas dominantes son comúnmente conocidas como ataxias espinocerebelosas (SCA, del inglés spinocerebellar ataxia). Estas comprenden un extenso grupo de enfermedades neurodegenerativas, caracterizadas por una gran heterogeneidad desde el punto de vista clínico, patológico y molecular.(3) El carácter altamente discapacitante de estas enfermedades las convierten en un problema social. Su impacto en Cuba se identifica en la cantidad de familias cuyos miembros padecen o están en riesgo de desarrollar la enfermedad.(4)

En la actualidad, el enfoque multidisciplinario de la ciencia en el análisis de los fenómenos permite tratar este objeto de investigación desde una perspectiva integradora, por lo que su estudio trasciende los conocimientos médicos. Las ciencias históricas, en este sentido, aportan herramientas y métodos que permiten conocer el progreso de la ciencia en la búsqueda de un juicio más cercano a la verdad, donde se destaca la impronta de los científicos que trabajaron en este propósito, así como las dinámicas sociales que caracterizaron las diferentes etapas de nuestro desarrollo científico médico.

La historiografía médica cubana del siglo xx cuenta con un buen número de autores, entre los que se destaca José López Sánchez, Gregorio Delgado García y Manuel López Martínez. De la variedad de publicaciones, los Cuadernos de Salud Pública constituyen una fuente fundamental la cual contiene trabajos, fundamentalmente del periodo colonial y republicano, relacionados con personalidades científicas de importancia en la medicina cubana, entidades rectoras de la sanidad e higiene en diferentes periodos y las políticas aplicadas por los gobiernos, la evolución de los planes de enseñanza superior de esta ciencia en la Isla y sus instituciones, los congresos médicos y el impacto y tratamiento de epidemias y enfermedades como el cólera y la fiebre amarilla.

El estudio de las enfermedades neurológicas en Cuba, su impacto en la población y la evolución del conocimiento en esta área no ha sido un tema suficientemente tratada por la historiografía nacional. La bibliografía actualizada sobre el mismo se encuentra, en su mayoría, publicada en revistas especializadas como la Revista Cubana de Neurología y Neurocirugía. Científicos del Centro de Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias (CIRAH), de la provincia cubana de Holguín, han socializado de forma breve, en libros y artículos, aspectos históricos relacionados con la evolución del conocimiento científico de las ataxias a nivel mundial y la presencia de la enfermedad en Cuba en la segunda mitad del siglo XX.(1,2)

El presente artículo tiene como objetivo caracterizar los estudios de ataxia en el siglo xix cubano. Trata el desarrollo de las investigaciones, las condiciones socioeconómicas y políticas que propiciaron el gradual aumento de los casos en La Habana, su impacto en la sociedad, el progreso de los estudios sobre esta enfermedad y se valora el papel de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana como institución corporativa del progreso científico durante la época colonial y organismo representativo de esta comunidad.


MÉTODOS

La aplicación del método histórico-lógico e inductivo-deductivo, permitió el análisis de las leyes generales del funcionamiento del fenómeno y la síntesis y procesamiento de datos e información.

Fueron localizadas, identificadas y consultadas 23 revistas médicas habaneras de la segunda mitad del siglo xix. Los descriptores utilizados fueron: ataxia, ataxia locomotriz progresiva, tabes dorsal, sífilis, estadísticas de defunciones y de sanidad, los que permitieron extraer e indizar en una base de datos, creada en función de la investigación, los artículos relacionados con el tema. Fueron identificadas personalidades, reportes de casos, instituciones y procesos nacionales e internacionales que tributaron al diagnóstico de la enfermedad en la Cuba colonial.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Primeros estudios de ataxia en Cuba y la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y naturales de La Habana

La existencia de una ciencia insular en el periodo colonial es el antecedente del progreso científico alcanzado en los siglos posteriores. Este desarrollo se manifestó como resultado del proceso de consolidación de la nacionalidad cubana por su principal promotor, la burguesía criolla, que impulsó la introducción de nuevas tecnologías, así como el avance de los conocimientos científicos y de la enseñanza.(5) En el campo de la medicina, los logros obtenidos en la Cuba decimonónica permitieron la identificación y el tratamiento de enfermedades con una prevalencia importante en el territorio.

En Europa, principalmente en Alemania y Francia, la neurología alcanzó durante esta centuria un desarrollo significativo, caracterizado por el estudio y la descripción de enfermedades hasta ese momento desconocidas. Entre las personalidades más destacadas de la época, cuya obra y aportes influyeron en el progreso de las ciencias médicas, se encuentra el francés Duchenne de Boulogne I . Los avances aportados por los franceses en este campo traspasaron las barreras culturales y geográficas para ser introducidos en los territorios ubicados a ambos lados del Atlántico.

España, en cambio, estaba rezagada en comparación con otros países de Europa. En el último tercio del siglo XIX se aplicó en la Metrópoli una metodología científica, cuyos resultados equipararían el nivel de la medicina con el resto de las naciones del Viejo Continente. El proceso de modernización de la enseñanza en España a partir de 1857, denominada Nueva Universidad, permitió el contacto con el exterior y sentó las bases para las futuras escuelas médicas, donde las especialidades tendrían un papel fundamental. Los inicios de la neurología española tuvieron como antecedentes los estudios de la frenología y el magnetismo, realizados en Francia, hasta la introducción de la electricidad como elemento terapéutico.

En Cuba, el estudio de enfermedades del sistema nervioso no estuvo contenido en los planes de enseñanza de la carrera de medicina de la Real Universidad de La Habana. El vínculo directo con las universidades y científicos europeos y la formación de galenos criollos en centros de altos estudios de París, en su mayoría, permitió la introducción de los conocimientos y avances generados en Europa para el diagnóstico de pacientes con estas afecciones.

Las enfermedades neurológicas eran consideradas como misteriosas e incomprensibles, cuestión que se mantuvo hasta principios del siglo xx. La arraigada idea de la dificultad de este tipo de estudio y la imposibilidad de establecer un diagnóstico preciso atentó contra el interés de los médicos criollos por analizar estos fenómenos.(6) La bibliografía producida sobre el tema no fue prolífera como la referida a enfermedades trasmisibles, lo cual estuvo determinado por la elevada incidencia de esas enfermedades en la mortalidad, fenómeno que se mantuvo definiendo el perfil epidemiológico del país hasta la segunda mitad del siglo xx. Manuel González Echeverría, científico cubano del siglo XIX cuya obra se dedicó al estudio y tratamiento de enfermedades neurológicas como la epilepsia, fue uno de los primeros médicos en investigar sobre estas afecciones, aun cuando su obra fuera desarrollada en Nueva York, Francia y Londres.(7)

El surgimiento de la prensa médica, con la publicación del Repertorio Médico Habanero en el año de 1840 bajo la dirección del Dr. Nicolás José Gutiérrez, permitió la divulgación de los descubrimientos clínicos de importancia dentro y fuera de la Isla, así como las noticias, presentación y discusión de casos y bibliografía de interés para los doctores insulares. Hasta el año 1898 se fundaron 62 revistas médicas, en distintas regiones del país. Algunas, como El Eco de París (marzo de 1858-febrero de 1859) se publicaron en el exterior por estudiantes cubanos de la carrera de medicina en Francia. Otras, como la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana (1875-1940), se prolongaron en el tiempo, destacándose por su longevidad y por su contribución al desarrollo de la cienciaII.

En la segunda mitad del siglo XIX se publicaron los primeros casos de ataxia locomotriz progresiva diagnosticados en Cuba, trastorno de la marcha como consecuencia tardía de la sífilis, conocida también en la época como ataxia tabética o tabes dorsal. Las primeras observaciones de la marcha atáxica se realizaron en 1821, donde se identificó el efecto de la senilidad y posteriormente las enfermedades venéreas como desencadenante de esta.(8) En 1863, el neurólogo alemán Nicolaus Friedreich descubrió una forma de ataxia familiar progresiva que había observado en los habitantes de diversos pueblos, probando la existencia de una nueva patología, bautizada en 1882 con el apellido de su descubridor.(9) Esta enfermedad tenía una edad de inicio temprana y un modo de herencia autosómico recesivo. En 1893 Pierre Marie describió un nuevo tipo de ataxia caracterizada por un modo de herencia autosómico dominante y la edad de inicio tardía.(2)

Las publicaciones sobre ataxia tuvieron inicialmente un carácter informativo, el cual devino en reportes de casos durante los últimos 20 años de la centuria. Los recurrentes trabajos a modo de informes, noticias o presentación de casos permiten constatar el marcado interés por el estudio y seguimiento de esta enfermedad, sobre la cual se comenzaba a investigar (cuadro 1).

Cuadro 1. Trabajos sobre ataxia en la prensa médica cubana (siglo XIX y primera década del siglo XX)

 

En enero de 1859 la revista El Eco de París, en la sección Revista de las Academias, publicó un resumen del resultado de los estudios de Duchenne de Boulogne con el título Ataxia locomotriz progresiva caracterizada especialmente por perturbaciones de la coordinación de los movimientos. (10) En este estudio se describió la enfermedad como la “abolición progresiva de la coordinación de los movimientos y parálisis aparente contrastando con la integridad de la fuerza muscular”.(11 p. 346) En este estudio, Duchenne valoró la fuerza de los movimientos parciales en personas enfermas y saludables. Observó que los pacientes no podían mantenerse en pie sin caer, ni marchar sin apoyo y extendidas hacia adelante los miembros inferiores de una manera más o menos desordenada. Los enfermos presentaban un conjunto de características idénticas como los síntomas, la marcha y la evolución.

El tratamiento de esta patología resultó de interés a los médicos criollos, los que publicaron varios trabajos referidos a la composición, procedimiento y resultado de las posibles curas. En octubre de 1877 Eduardo Pla, redactor de la sección Revista de la Prensa de la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana escribió una reseña titulada “Tratamiento de la ataxia locomotriz”, donde se exponían cuatro tratamientos efectivos, el nitrato de plata, la hidroterapia, el fósforo y las corrientes galvánicas. De ellos, los tres primeros hacían desaparecer algunos síntomas sin detener el curso de la enfermedad. El último, a juicio del autor, era el único tratamiento racional.(12)

El desarrollo de las investigaciones permitió asociar la enfermedad con otros trastornos, como los oftalmológicos. El 5 de julio de 1888 la Revista de Ciencias Médicas divulgó fragmentos del trabajo presentado por el Dr. Emile BergerIII en la Academia de Ciencias de París, recogidos en el Bulletin Medical con el título “Síntomas oculares no descritos de la ataxia locomotriz”. En él se presentó el resultado del estudio de 109 pacientes con ataxia en Austria y Francia, donde concluyó que la hipotonía ocular (presión ocular a niveles bajos) en uno o ambos ojos, era más pronunciada y frecuente en el periodo paralítico de la enfermedad.

Las investigaciones de Berger demostraron la utilidad de los estudios oculares en la detección de enfermedades. Aportó nuevos conocimientos sobre los vínculos entre el sistema visual y el sistema nervioso, donde se destacan las enfermedades oftalmológicas provocadas por trastornos cerebroespinales.

El Dr. Antonio Díaz Albertini Serrano publicó el primer reporte clínico de ataxia locomotriz progresiva en Cuba en la Revista de Ciencias Médicas, el 30 de marzo de 1887, con el título “Ataxia locomotriz incipiente de origen sifilítico”. En él, se describió el caso de un enfermo cuyos síntomas coincidían con los descritos por Duchenne.(13) El paciente de 32 años de edad, con antecedentes sifilíticos, debutó con los primeros síntomas de ataxia en el mes de octubre de 1886.

[…] ha empezado a sentir un dolor vivísimo en el muñon derecho de la espalda que no se propagaba al brazo. Notaba ménos destreza en sus movimientos, sintiéndose sin firmeza ni asiento al andar. Llamóle sobre todo la atención la inseguridad de los movimientos para peinarse y escribir, y la irregularidad en los trazos de la escritura.

Más tarde empezó á sentir más débil la pierna izquierda, arrastrándola al andar. El facultativo que le asistía notó en esta época que el reflejo rotuliano del lado derecho era muy exagerado y que en cambio el del izquierdo aparecía disminuido.(14 p. 3)

El caso anterior fue diagnosticado en París por el sifilógrafo A. Fournier, quien confirmó el diagnóstico de la enfermedad.

Como entidad representativa de los hombres de pensamiento de la época, la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, tuvo la misión de contribuir con el progreso científico en Cuba. Además, actuaba como consultante del gobierno en cuestiones de higiene pública, economía política y medicina legal, entre otros temas. Esta institución contribuyó con el trabajo de sus miembros, al diagnóstico y tratamiento de pacientes atáxicos mediante la investigación, divulgación del conocimiento en la prensa médica y la colaboración con científicos extranjeros, lo cual sentó las bases para posteriores estudios durante el siglo xx (cuadro 2).

El 12 de febrero de 1893, en el discurso de recepción en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, el Dr. Arístides Mestre y Hevia expuso el trabajo “De las relaciones entre los diversos estados patológicos, consideraciones en el individuo y en la serie ancestral y hereditaria”.(15) En él analizó, entre otras cuestiones, las características de la ataxia, su vínculo con otras patologías y la transmisión hereditaria de la misma. Por vez primera, los académicos discutieron en sesión extraordinaria las particularidades de una patología que, a pesar de haber sido descrita hacía casi 40 años, continuaba como una incógnita para la comunidad médica internacional.

Cuadro 2. Académicos del siglo xix que publicaron en la prensa médica cubana trabajos sobre la ataxia

La colaboración de galenos cubanos en investigaciones internacionales sobre ataxia estuvo presente en la última década de la centuria. El Dr. Juan Santos Fernández y Hernández publicó en el año 1892, los resultados de la circular emitida a los médicos de distintas regiones del país para colaborar con el estudio del Dr. Charles W. Burr. El científico de la Universidad de Philadelphia pretendía demostrar que la ataxia locomotriz era una enfermedad frecuente en los negros, por sus hábitos y modo de vida. Los resultados permitieron comprobar lo errado de la teoría. De los 38 médicos que contribuyeron con el estudio, 32 reportaron no haber tratado la enfermedad en pardos y morenos, durante el periodo de ejercicio profesional como doctores de ingenios y en los hospitales públicos. Los 8 casos reportados se ubicaban en la región Occidental, 7 y en Santiago de Cuba, 1. Según los galenos, los negros no acudían a las instituciones sanitarias cuando enfermaban y en caso de hacerlo, los padecimientos eran tan avanzados que dificultaban el diagnóstico.(16)

A pesar de que el estudio tuvo resultados insatisfactorios, según los participantes, por la falta de cooperación de los especialistas, demostró que la ataxia era una enfermedad con impacto en otras regiones del hemisferio y sobre la cual los científicos prestaban la debida atención. Puso de manifiesto los vínculos y la colaboración entre cubanos y extranjeros por el progreso de las ciencias médicas en el descubrimiento de trastornos neurológicos con incidencia en la población.

Los estudios de Trousseau, la Escuela de Salpetriére y la mayor parte de los autores que investigaron sobre esta patología señalaron entre sus causas más frecuentes los trastornos venéreos, especialmente la sífilis, concediendo menor importancia a la herencia y al vínculo con otras enfermedades del sistema nervioso. Científicos como Juan Santos Fernández y Antonio Díaz Albertini Serrano publicaron sobre este particular (v. cuadro 1). Las condiciones sanitarias de la Isla y la estructura social de la época, con su complejo sistema de relaciones sociales, favorecieron la propagación de la sífilis y la aparición de la ataxia, como consecuencia de la infección. El ejercicio de la prostitución fue un elemento que condicionó el aumento de las infecciones venéreas y el impacto de sus consecuencias en la sociedad decimonónica.


Prostitución, sífilis y ataxia

La propagación de la sífilis y su impacto social constituyeron temas de interés para los científicos en el último tercio del siglo XIXIV. En La Habana, fue una de las enfermedades venéreas que afectó a la población de la urbe. Su impacto motivó a los científicos de la época a trabajar en la búsqueda de procedimientos para el control. El contexto socioeconómico y la política adoptada por el gobierno colonial en la Isla permitió el incremento de la prostitución y su consecuencia inmediata, la proliferación de infecciones.

A mediados del siglo xix se aplicaron los primeros reglamentos en España, que organizaron bajo vigilancia municipal los burdeles oficiales, locales registrados con un control sanitario. La influencia de la sanidad española en el modelo cubano caracterizó a las legislaciones, instituciones, administración y políticas sanitarias de la época. La Junta Superior de Sanidad, entidad rectora del ejercicio en la colonia se creó a semejanza de la Junta Superior de Sanidad de las Provincias o Juntas Provinciales de Sanidad de la Metrópoli. Entre sus funciones estuvo, velar por el ejercicio de la prostitución en la Isla y evitar la propagación de enfermedades y sus consecuencias sociales.(17)

Las medidas de la Junta Superior de Sanidad para el control de la prostitución y los estragos provocados por las guerras por la independencia recrudecieron la situación sanitaria de La Habana. El arribo de hombres jóvenes a la Isla como inmigrantes, soldados y marineros, la condición de ciudad portuaria, el éxodo poblacional hacia zonas urbanas y la crisis económica y social provocada por los conflictos bélicos, propiciaron la expansión de este fenómeno. Además de la existencia de casas de juegos y salones de baile, donde se ejercía dicha actividad.(17)

La política aplicada por el gobierno colonial en la Isla, por el cual la Sección Especial de Higiene Pública aumentó el costo de los permisos para ejercer la actividad, propició la corrupción al interior de la institución y la prostitución clandestina. Esta institución tuvo como objetivo prevenir y evitar los malos efectos de la prostitución, en especial el mantenimiento de la “moral pública”. Esta sección dependía de la Secretaría del Gobierno Político y sus funciones consistían en llevar el registro de las prostitutas y recaudar impuestos, los que se cobraban para garantizar su cuidado y atención médica; asimismo, los libros de entradas y salidas de las enfermas del hospital de San Francisco de Paula y el registro de las multas.(18)

Durante el periodo 1874-1875 se incrementaron los ingresos por concepto de contribución, licencias y multas a 400 prostitutas con un monto total de 15 945 pesos, lo que representaba un impuesto personal de 39 pesos con 80 centavos anual.(19, p. 6)

Ante esta situación, las meretrices se entendían con los celadores para alterar los certificados médicos. Las inspecciones se realizaban a domicilio, dos o tres veces a la semana, un día para el examen general y externo y otro para la revisión con espéculo. Las bajas por enfermedades venéreas eran archivadas, por lo que ellas recurrían al soborno para omitir las anomalías en los registros sanitarios. En el año 1875 la Sección Especial de Higiene Pública registró solo 3 mujeres asistidas con enfermedades venéreas. Esta institución calificaba de inaceptable, que ciertas prostitutas que pagaban contribución de primera clase, fueran internadas o diagnosticadas con alguna infección por los médicos higienistas.

El ingreso en el Hospital de Higiene y sus deplorables condiciones propiciaba que las enfermas evitaran ser ingresadas en la institución.

Según Benjamín Céspedes, médico higienista habanero del siglo XIX:

[…] el aspecto del Hospital de Higiene continuaba siendo deplorable. Su interior revelaba el desaseo y la incuria llevada á un límite extremo, presentando a la vista un suelo sin piso, tres salas destartaladas que daban á un patio estrecho y fangoso y cuyo único ajuar eran dos hileras de catres mugrientos. Dábanle por alimento un rancho escaso y por única distracción á esos espíritus atribulados por la miseria física y moral el insoportable martirio del hacinamiento y del trato común en esa irremediable promiscuidad de séres de opuestas edades, condiciones, caractéres y razas. Por aquella fecha se contaron dos conatos de suicidio de prostitutas aterrorizadas ante el mandato de que fueran conducidas como enfermas al Hospital de Higiene. (19, p. 6)


Los burdeles eran frecuentados por hombres de diferentes edades, estado civil y condición económica. Esto permitió la propagación de las enfermedades venéreas en los diferentes sectores sociales. La Quinta del Rey y la Quinta Garcini, centros de salud privados, acogieron una cantidad importante de pacientes sifilíticosV. Durante los años de 1866-1872 se atendieron 1487 y 2282 pacientes respectivamente.(19, p. 7)

En la época, las personas con recursos podían costear la asistencia y el tratamiento de una enfermedad compleja como la ataxia locomotriz progresiva, para la cual la ciencia no poseía un tratamiento efectivo. El Dr. Antonio Díaz Albertini Serrano, en el reporte del primer caso de esta enfermedad publicado en la prensa médica habanera, expuso el caso de un paciente joven y rico, con antecedentes sifilíticos. Durante la recuperación permaneció en el campo para descansar, recuperar fuerzas y realizar el tratamiento en un ambiente natural. Como consecuencia de sus vicios y dañinos hábitos de vida, su salud continuó afectándose, hasta empeorar considerablemente. Este caso se diagnosticó en París por un especialista, quien confirmó el diagnóstico emitido en la Isla.

Los trastornos como consecuencia de la sífilis, atendidos con frecuencia en los centros de salud, estaban relacionados con la iritis, laringitis, rupia, sarcocele, goma sifilítica, ulceraciones, artritis, sífilis constitucional, sífilis cerebral y sífilis visceral. La ataxia locomotriz progresiva no estuvo contenida en las estadísticas como una enfermedad de impacto en la mortalidad de la época. Los registros sobre los índices de enfermedades, epidemias y tablas mortuorias carecieron, durante el siglo xix de una institución oficial rectora de la actividad, lo que dificultó la cuantificación de los enfermos. El desconocimiento de la patología en relación con las causas que producían las lesiones, su desarrollo y evolución influyó de forma negativa en el diagnóstico de esta.

Los reportes aparecieron de forma aislada y se incrementaron en los años finales del siglo xix. El Hospital Civil atendió durante los años de 1883-1886 solamente 4 casos.(19, p. 7) El presidio de La Habana informó en 1890 dos pacientes, de los cuales uno falleció. (20, p. 17)

El incremento paulatino de pacientes con ataxia locomotriz progresiva en la última década del siglo XIX es el resultado de la conjugación de una serie de factores sociales como la prostitución, las irregularidades del sistema de higiene y el progreso de la ciencia en la determinación de las causas y manifestaciones de la enfermedad. Los reportes sanitarios de los primeros años del siglo xx registraron un índice considerable de personas con este padecimiento.(21, 22)


Conclusiones

La evolución de los estudios médicos en la segunda mitad del siglo xix permitió el diagnóstico de enfermedades asociadas a trastornos neurológicos y sentó las bases para la especialización de estos estudios en el siglo xx. Las investigaciones de estos trastornos, se incrementaron gradualmente, hasta insertarse en el plan de estudio de la enseñanza superior.

La introducción del conocimiento generado en Europa y su divulgación en la prensa médica en relación con la ataxia locomotriz progresiva, propició la socialización de los estudios y la identificación de casos. El trabajo de los médicos cubanos, en su mayoría miembros de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, permitieron constatar la presencia de la enfermedad en la población y la recepción, evolución y aplicación del conocimiento científico de las investigaciones.

Las condiciones socioeconómicas y políticas de época contribuyeron al aumento de la prostitución y la propagación de la infección. La inestabilidad socioeconómica y política producida por las guerras por la independencia y el aumento de la prostitución clandestina fueron factores claves en el incremento de los casos. Por su parte, el conocimiento parcial de la enfermedad y las dificultades en los análisis estadísticos de las dolencias que afectaban a la población habanera atentaron contra el diagnóstico y la cuantificación de los enfermos.



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11. s/a. (enero de 1859). Ataxia locomotriz progresiva caracterizada especialmente por perturbaciones generales de la coordinación de los movimientos. El Eco de París, 1, p 346.

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14. Díaz Albertini Serrano A. (30 de marzo de 1887). Ataxia locomotriz incipiente de origen sifilítico. Revista de Ciencias Médicas, 4(12), p 49.

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20. s/a. Estadísticas del movimiento de enfermos ocurridos en la enfermería del Presidio de La Habana, durante el año de 1890. Crónica Médico Quirúrgica de La Habana. 1891.

21. Informe Mensual Sanitario de la República de Cuba. 1904-1908.

22. Informe Anual Sanitario y Demográfico de la República de Cuba, 1902-1906.


Notas

I Precursor del electrodiagnóstico y la electroterapéutica, logró por medio de la electropuntura localizar los efectos eléctricos en determinados puntos del organismo, descubriendo la contractilidad electromuscular y sus condiciones, de gran impacto en los diagnósticos y pronósticos de las dolencias. García del Real, E. (1934). Historia contemporánea de la medicina. Madrid: Espasa Calpe S.A.: 636-47.

II A mediados de la década de 1880, fueron enviados a París un grupo de médicos, patrocinados por la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, para ponerse al tanto en el terreno de las investigaciones en el campo de la microbiología realizadas por Louis Pasteur y en particular su descubrimiento de la vacuna antirrábica. Como resultado del trabajo de dicha comisión, fue instalado en La Habana el segundo laboratorio de su tipo en el mundo nombrado Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica. Funes Monzote, R. (2004). El despertar del asociacionismo científico en Cuba (1876-1920) . Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

III Nombrado miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana en 1919. En: Archivo de la Academia de Ciencias de Cuba, Fondo Académicos, Archivo 1, Gaveta 3.

IV Médicos de Europa y América estudiaron este fenómeno, cuyas consecuencias socavaban el desarrollo de cada región. En el año de 1885 el Doctor Fournier presentó en la Academia de Medicina de París el informe titulado Higiene Social de la Sífilis, donde expuso estadísticamente los índices de contagio y mortalidad de esta enfermedad en la urbe parisina y su impacto social, cifras desconocidas hasta ese momento. En: Céspedes, B. (abril de 1887). Profilaxis pública de la sífilis en La Habana. Revista de Ciencias Médicas, 2, p. 4.

V Las instituciones de salud públicas no satisfacían las necesidades de la burguesía criolla. La asistencia médica demandada por la nueva clase requería de un servicio diferente al de los hospitales de caridad para los pobres y por los facultativos en las consultas a domicilio, por lo cual se crearon centros privados como las quintas y las sociedades. García Delgado, G. (1998). Desarrollo histórico de la salud pública en Cuba. Cuadernos de Salud Pública, 24(2), 110-118.


Conflictos de interés: La autora declara que no hay conflictos de interés.

Recibido: 19 de junio de 2019
Aprobado: 23 de noviembre de 2019



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